Los canales de televisión informan constantemente en las noticias que se viene la lluvia. Dicen que por fin llueve en Santiago, que nos hace mucha falta la lluvia, que razón tienen, pero vaya que la lluvia hizo sangrar mi corazón cuando caía a full sobre los caminos que recorría sin pavimentar en ese tiempo, donde el barro se hacía sentir en mis zapatillas blancas de cuero entre medio de los charcos que dejaba, recorriendo sectores, dejándoles comida dentro de las cientos de casitas que pusimos. Antes no nos avisaban que día y a que hora iba a llover, apenas me daba cuenta que podía llover me preparaba para ir, hasta que un día me pilló un tremendo temporal de lluvia y viento, que no me dejaba avanzar en el auto, tuve que esperar dentro de el, en un costado a que pasara y a la primera que pude, apreté cachete.
Cuando comenzaron avisar de meteorología en los medios informáticos de televisión, empecé a prepararme para ir antes de que me pillaran esa lluvias que me mojaban hasta los calzones. Cuando comencé, hace ya casi o mas de treinta años, fueron
días caóticos de angustia e incertidumbre, pensando en qué llevarles de alimento para que se
alimentaran y pudieran capear el frío que vendría después. No existía el
bendito pellet de hoy, y de tantas marcas, tanto económicas como mas premium. Creo que nunca como en esa época compré tanto arroz, zanahorias, acelgas, menudencias de pollo, guardando pan duro para hacerles comida, todo cocido, medio tibio y llevarles las veces que podía ir, siempre y cuando mi auto me acompañara y la bencina no subiera mucho su valor. Nunca le pedí nada a nadie, me las rebuscaba para ahorrar y hacerlo por mis propios medios. Aprendí que no necesitaba mas de lo que tenía para mí. Aprendí a recoger lo que yo y otros botaban como basura, basura que hoy le llamamos reciclaje, y pensar que ahora todo eso es valorado como trabajo. Hoy miro hacia atrás y me veo distinta a lo que era, fue mucho sacrificio,
sola, realizando una labor que yo elegí, que nadie me obligó, pero no me importaba,
era más grande pensar en mi premio de verlos felices al verme y pasar mis caricias en sus cabezas, luego de dejarlos
comidos y yo hablándoles diciendo: ahora a esconderse, no salgan hasta que pase
la lluvia y el viento. Y ellos bajaban sus cabezas y se perdían en los cerros y caminos como diciendo, pucha ooooh. Aun le tengo respeto al viento, ese viento que hacía estragos en los caminos de tierra, las bajadas de los cerros entre piedras y derrumbes cortando los caminos.
En la imagen se puede apreciar a Blanquita y mi Rayoboy cuando vivían en el abandono, me los traje, fueron adoptados, fueron felices, con su dignidad hasta las nubes devuelta hasta que fallecieron viejitos acompañados de quienes los amamos e hicimos parte de nuestras familias.
Fui
la loca más loca del mundo por ellos, no me importaba mojarme, ni que mi familia me llamaran la atención o me tildaran de loca, me resbalaba todo lo negativo, pero tengo que decirles que he sido la más feliz disfrutando mi vida, entregándome a mi gente y a
ellos, los perros en general, luchando por los abandonados. Recorrer caminos, subir y bajar cerros, cuestas,
imposible olvidar aquellos tiempos cuando empecé, sola. Con el paso de la llegada de internet, veía que mis hijos entraban a un mundo que no conocía, me vi en la obligación de volver a estudiar para aprender, y cuando lo conseguí, me dí a conocer a través de una de las primeras redes, el fotolog, se acuerdan?... donde se subía una imagen, se decía algo y quienes me seguían iban dejando diez comentarios. Algún día les contaré de eso.
Hoy más
tranquila, mas pausada, mas confiada en que gracias a mi labor conocida tiempo después por los primeros
reportajes de televisión que le hicieron a mi trabajo voluntaria sin
lucro se nos abrió las puertas de dar a conocer lo que significa tenencia responsable de mascotas, hoy gracias a eso hay cientos de fundaciones que nacieron bajo el alero de esta página
Quizás hoy vuelva a disfrutar aquella lluvia como antes, difícil, hay en mí tantos recuerdos y emociones escondidas, imposible dejar de pensar que en algún lugar, habrá un perro sufriendo, pero lo
intentaré.
Pedirte a ti, si me lees y si ves algún perro abandonado
sufriendo en las calles, si lo puedes ayudar, por favor hazlo, en nombre
de todos aquellos perros que murieron esperando esa ayuda en los caminos.
Ojalá que con el tiempo no exista ningún perro sufriendo bajo la lluvia.
Si queremos ver un arcoiris, debemos aguantar la lluvia.
Dios los bendiga!
Marcela @mariposa.unika
@losperrosdelcamino
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"Un perro no tiene por que andar en la calle solo, debe salir a pasear tirado de una correa de la mano de su dueño, de lo contrario se convierte en un perro callejero." Hoy la ley prohíbe que los dueños dejen salir solos a sus perros a las calles
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