Yolita llegó al camino hace alrededor de dos años, era pequeña, de patitas cortas, con cuerpo de salchicha, ella sola eligió quedarse en el mismo lugar donde por tanto tiempo estuvo Cholito. Se hizo amiga de los que allí habitaban, alrededor de nueve perros que poco a poco desaparecieron del lugar, un basural lleno de escombros inservibles, pero nadie la quitaba de ese lugar.
Hasta que un día no la vi mas pararse, tampoco se quejaba, apenas comía. Me fijo en su cuerpo por si había algo que la atormentaba, pues bien, en su patita tenía un maldito huachi. Junto a la Sra. Yolanda (he ahí su nombre), fuimos un día en su busca, la subí al auto, la llevamos a la municipalidad, donde un “auxiliar” del veterinario Javier Valenzuela, con mucho cariño la anestesió, pudiendo sacar ese alambre que estaba al borde de amputarle su patita.
Ese día con mucha pena la dejamos en el mismo lugar, aun media atontada, la metí dentro de su pequeña casita, cobijándola con una manta vieja y sucia que encontré. Se la confié a Dios. Al otro día volví para ver su estado, increíble, apenas caminaba, pero se mantenía en pié, hasta movía su rabo.
Fue entonces cuando se hizo amiga de una perrita tipo collie tricolor, de pelo largo, ojos y mirada que hacían resplandecer el lugar cuando uno llegaba, y en vista de eso, decidí llamarla Estrellita
Es la perra mas dulce que existe, tan regalona, fiel, confiada, feliz, se le nota su cuna, como decimos los humanos.
Al sentir mi auto llegar a lo lejos eran ellas dos las que inmediatamente corrían a esperarme. De a poco ellas en el lugar fueron quedando solas, se hicieron uña y mugre, comían, dormían, corrían, tomaban agua, todo lo hacían juntas. Llegó la época de celo, los perros grandes y varios, se encargaron de cruzarlas, me daba mucha pena y rabia por no poder mas que corretear por momentos a esos tremendos perros que las seguían, ambas se preñaron, solo con días de diferencia.
Cada semana, veía que el alimento les hacía bien, de a poco empezaron a engordar. Pasaron los dos meses, Estrellita fue la primera en parir, dio a luz tres cachorritos exquisitos.
Recuerdo que ese día, yo decidí subir mas temprano en la semana, solo encontré a Yolita que estaba en la basura acostada, en eso viene Estrellita corriendo a saludarme, me guía que la siga…me lleva a una casita donde se metió con cuidado, me agacho para ver, allí estaba pariendo.
Hoy los hago a ustedes participe de ese momento…si lo quieren ver…disfrútenlo, escuchen sus primeros murmullos con que ganas se aferran los cachorros a lo que está empezando a descubrir: la vida.
A los días después cuando volví nuevamente, Yolita ya no estaba en el basural, al escuchar que yo llegaba bajó corriendo desde el cerro, agil, liviana, ya no tenía su enorme guatita preñada. Ella había elegido tener a sus cachorros lejos de ahí, quizás para que nadie les hiciera daño. Le puse alimento, bastante agua, ya que cuando una madre está amamantando es muy esencial que tome muchísimo líquido para producir mas leche. Comió, langueteó mi mano, atravesó la calle, y se perdió entre los cerros.
Asi fueron pasando los días, cada vez que llegaba, ellas salían felices a esperarme. Hasta que un día, solo llegó Estrellita a mi llamado, estaba inquieta, gemía y ladraba hacia el cerro…empecé a llamar a Yolita, no apareció. Intenté tranquilizar a Estrella, oscureció y me devolví preocupada. Al día siguiente me llama Loreto angustiada por no saber que hacer, y me cuenta que Yolita está muerta, seguramente fue atropellada, y que los cachorros de ella que eran cinco habían bajado a su cuerpo por instinto para seguir mamando. Ahí estaban sus cinco cachorritos aun apegados a su sustento.
¿Que hacía...con Yolita y los cachorros?...no podíamos dejar a los cachorros solos, pequeñitos abandonados a su destino que nadie predecía.
Sobre el cuerpo había que quitarlo del lugar lo antes posible.
Sobre los cachorros ver modo de traerlos no se a donde, ya me las arreglaría.
Por la tarde le cuento a Jannet, una amiga quien me acompaña a subir en busca de los cachorros, llevé sacos y nylon para poder sacar y esconder su cuerpo.
Llegamos al lugar, fue sorpresa ver aparecer a Estrellita con una enorme prole de cachorritos caminando detrás de ella, me emocionó verla, y me sonreí...como si ellos estuvieran esperando que se detuviera para poder agarrar su número para amamantarse.
Ella humildemente se hizo responsable de los hijos de su querida amiga Yolita. Increíble la emoción al verla, las lágrimas sin querer vuelven a rodar sobre mi rostro entre tanto viento que corría a esa hora. Me agacho, la abrazo, la beso…ella me mira, y a mi parecer hasta me sonrió. Fueron momentos fuertes en mi espíritu.
Tomamos a todos los cachorros, los llevamos a su ahora casita copeva, dejé bastante alimento, ya no eran cuatro, sino nueve. Mas tarde me dirigí en donde estaba el cuerpo de Yolita, pero ya era tarde para poder tomarla, el calor había ocasionado muy rápido que el cuerpo se pusiera fétido e hinchado, el peso era increíble. Como pudimos la envolvimos en el nylon, y encima pusimos tremendas rocas para evitar que se acercaran a ella los cachorros. Me devuelvo confiada que todo estaría bien.
A los dos días después vuelvo a subir, al pasar por ahí veo a Estrellita tranquila y confiada, sigo donde estaba el cadáver. ¿que cadáver?...era solo piel.
Igual se la comieron. ¿Cómo pudieron sacar las rocas? Ya no quedaba nada de la gorda con cuerpo de salchicha que un día fue abandonada por su amo.
Cierta tarde voy llegando al lugar donde Estrellita aloja, veo dos mujeres en forma muy apurada subirse a un auto, y ella gimiendo detrás. Me apuro, corro al auto para ver que pasa: sabemos quien es ud. nos llevamos dos cachorros, por favor entreténgala…y la perra gemía y gemía…
Sabiendo que era para mejor, por el bien de esos cachorritos, comencé a distraerla, me la llevé para dentro hacia su casita…se habían llevado a sus dos perros legítimos, eran hermosos. Así y todo, Estrella siguió haciéndole cariño a los cachorros que no eran de su sangre, como si fueran los propios.
Otro día al verla, vuelve a correr hacía mí, la miro...con rabia heché garabatos en contra del maldito humano que la dejó abandonada a su suerte sin pensar que ella también sufría. Tenía en su ojito derecho un tremendo corte, como si le hubiesen tirado una botella de vidrio en su rostro. Con esfuerzo junto a mi esposo, mientras el la asujetaba le apreto su herida...me duele a mí...le hago curación lo mejor que puedo. Ella seguía ahí, resistiendo, tan fuerte como el junco.
Loreto con la ayuda de Alejandro, fueron regalando a todos los cachorros y solo se le dejó a su única hija, que es su real motivo de vida hasta el día de hoy, la pequeñita se ha convertido en su real compañera, donde su madre está, ella está, hasta camina, tiene los gestos, su humildad, casi idéntica a su madre.
Recién Estrella está recuperando la alegría de vivir, la he vuelto a ver como corre a esperarme, ya casi no gime, se le pierde la Niña, mira para todos lados, hasta que la encuentra...y revive.
Ambas son tan hermosas. Estrella tan perra para sus cosas, tan femenina en todo, tan leal y fiel a sus instintos. Realmente verlas a las dos es un premio que en lo personal me ha dado la vida. Que mas quisiera yo que ellas fueran adoptadas juntas para que no sean separadas, para no causarle mas daño del que ya se le ha hecho a esta perra que su único delito fue ser PERRA y se las ha sufrido todas desde que yace en el abandono.
Sufrió el abandono, la muerte, el robo, el maltrato...
Si tu deseas adoptarla, por favor comunicate a mi correo mariposaunika@gmail.com me hago de su entrega, ojalá que fueran adoptadas por la misma persona. Ellas son muy dóciles, cariñosas y lo mejor de todo aún confían en el humano...se los digo yo que he sido testigo de sus enormes sufrimientos, y real felicidad.
Creo haber hecho mi parte...si quieres ayudar a los perros del camino, es tu turno de hacerlo y jugartelas por ellas.
Me ha costado mucho revivir estos momentos tan duros en mi mente. Yo misma me negaba la posibilidad de que el recuerdo que hay en mí, doliera. Pero la mejor lección que me deja esta historia que es real en toda su dimensión, que mientras mas conozco a la gente, mas amo a los perros.
Marcela Opazo
mariposaunika@gmail.com