"Blankita...adoptada"

Hace mucho frío, pocas horas antes había llegado del camino mientras Chile era eliminado en el mundial de futbol, la tristeza de la gente en sus calles era de manifiesto, sin pitos ni cornetas, con la derrota heroica en el corazón...nosotros en cambio, veníamos felices de haber dejado a todos nuestros amigos con su guatita llena para apaliar un poco el frío que penetra en cada átomo de la piel.
Son casi las diez de la noche, había revisado mis correos, me mandan un número telefónico, me contacto, quiero adoptar a Blankita me dice una voz que me dice que real, en serio, te la voy a dejar ahora patudamente le contesto, es tanta mi desesperación de sacarla de aquel camino, verla apenada, lejana de las jaurías donde no la aceptan después que fue mal traída a esterilizarse y la botaron de nuevo en el camino junto a la Niña. Alex me dice que sí.
Llamo a Romina, otra mujer aperrada que defiende a los perros a como de lugar por que ellos no tienen culpa de tener amos irresponsables, sin decirme nada, espérame, ahí estaré.

Vamos subiendo, la noche es una boca negra y fría, solo hablamos de Blankita, la ansiedad de no encontrarla nos duele tanto como el frío que acecha la oscuridad. El frío es magistral, pongo la calefacción del auto, el camino está ahí esperándonos, en nuestra subida contamos cuatros autos moteleros ambulantes, y con el frío que hace, los vidrios se empañan con el calor interno de aquellas dos personas que no se ven de afuera, que buscan la aventura sin pensar en el peligro que corren sus vidas, todo por un momento de pasión escondida disfrutando la naturaleza.

Llegamos al lugar, sin querer ellos al escuchar el auto paran sus orejas y comienzan a salir, ahí están todos en medio de la enorme oscuridad entre cerros, árboles, piedras y tierra, hay vidas ocultas que nos observan, nos miran confiadas, la buscamos entre todos ellos, la llamamos una y otra vez, la luna es nuestra mas iluminadora compañera en el camino oscuro, desde ese cielo negro que los cobija, la temperatura ambiental se nota que sigue bajando, mientras buscamos con linternas y gritamos su nombre con toda nuestra voz desesperadas que la oportunidad que Dios nos está entregando para ella se quede en el intento, volvemos a gritar, prendo un cigarrillo, camino de aquí para allá, de allá para aquí, parezco padre de antaño esperando que me digan el sexo de mi futuro hijo, mis tripas suenan, las de Romina están peor que las mías, pero ahí estamos buscando, esperando, todos salen, menos ella, debe tener miedo ante tanto perro alrededor. Ha pasado mas de una hora, y ahí estamos cagadas de frío, sin café, gritando Blanki...Blanki, ya la esperanza de encontrarla se está marchitando, tendremos que esperar hasta mañana, y lo que mas quería era poder sacarla para evitar que pase otra fría noche mas de hielo, de doble abandono inmerecido.
El frío nos incita a retirarnos con la cabeza gacha, como si tuviéramos la cola entre medio de las piernas como ellos cuando están tristes.

Me subo al auto, prendo las luces, Romina divisa a lo lejos dos lucecitas que parecen ojitos, ¿será ella?...me detengo con las luces encendidas, me bajo y voy directo hacia ella, ahí está, echada debajo de un enclenque arbusto que le sirve de cubre techo, se para y viene al escuchar que la llamo, no falta el perro territorial que intenta alejarla, rápidamente lo detengo, la tomo en brazos y la subo. Romina salta en una pata de alegría, lo logramos.

Blankita está tranquila, relajada, segura que está con alguien que la quiere, se sabe confiada cerca de un humano, Romina se va a su lado, la acaricia y besa tiernamente, como si esa mirada que no conocía la hubiera conquistado de inmediato, es el comienzo de devolverle la dignidad a esa "mascota". Acelero despacio, entre curvas de roqueríos, al salir del camino hay un ser nuevo de color negro abandonado que nos llama nuestra atención y otro muerto dentro de la cerca.
Atrás dejamos a los perros del camino, comienza una nueva etapa, personalmente estoy pensando en Dios, ese Dios que no me deja de lado, que estira su mano cuando mas lo necesito, de ahí directamente hacia la autopista de Américo Vespucio hacia el camino de Melipilla. Deben ser las doce o mas de la noche, nos da temor que ellos estén durmiendo, confío en lo que me dijeron. Tocamos la puerta, sale Carmen la dueña de casa que alegremente nos invita a pasar, lo primero que hace es acariciar a Blankita, mientras me conversa que su marido desde que yo le había dicho que la llevaría hoy, se había puesto hacerle su nueva casa a Blankita, nos lleva donde está, ahí tomo la foto, Alex levanta la cabeza sorprendido, pero feliz.

Dios nos pone personas de gran calidad humana en nuestros caminos, cuando te pase eso, no te olvides de agradecer...Gracias.
Blankita tiene que empezar a habituarse a su nuevo ambiente, hay dos pequeños cachorritos recogidos del abandono que pronto estarán jugando a la par. Al comienzo está intranquila, yo la acaricio, le converso, ella como si entendiera cada una de mis palabras, quizás hasta me sonríe...que loca soy.
Les presento a los nuevos dueños que acogieron a Blankita en su hogar para ser adoptada definitivamente, personalmente en base a mis experiencias en mí no valen los hogares temporales, y menos refugios, busco devolverle a cada perro o perra abandonada, su dignidad de mascota perdida. Alex y Carmen, desde hoy son los adoptantes de Blankita, ellos llegaron de España, Alex es chileno, y Carmen, boliviana, personas que solo soñaban estando lejos tener un terreno para compartirlo con ellos, los abandonados. Ojala que su sueño se les cumpla lo mas luego posible.


La conversación fluye auténtica, nos cuentan de sus vidas, de mi obra que les ha llegado hasta las lágrimas, mientras Blankita es acariciada una y otra vez por Carmen. El tiempo ha pasado rápido, nos despedimos, y ahí la dejamos confiada durmiendo encima del sillón, hoy no volverá a sufrir, no volverá a dormir a la intemperie, hoy es tiempo de caricias, de devoluciones, de enriquecer el alma como lo estamos haciendo cada día que Dios nos pone casos tan angustiantes como el sufrimiento de un perro que no comprende, pero que si sabe lo que es el amor...Amor es lo mas que tenemos en nuestros corazones, entregalo sin pedir, te lo digo por experiencia, el que nos juzga, nos lo devuelve con creces.


Muchas gracias a todos, pero a todos los que se la jugaron por Blankita al enterarse de su historia, gracias a quienes se han tomado el tiempo de escribirme para darme ánimo a seguir...siempre digo, El sabe por que pasan las cosas.

Pasé a dejar a Romina, quién como siempre estuvo llana acompañarme. Al poner mi cabeza en mi almohada, eran mas de las dos treinta de la madrugada, el frío seguía cayendo, sobre todo en aquellos cerros cordilleranos, ellos volverán a sus lugares por si logran sobrevivir. Hoy hay una perra menos en el camino, que no volverá a sufrir.

Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.

Aquí estoy.

NO MAS PERROS ABANDONADOS

Marcela Opazo