Alimentando a los perros del camino, escuché de repente ladridos que no reconozco, son entre miedo y tristeza. Me detengo a observar, miro hacia detrás de un árbol, que impresión…son tres cachorras trillizas, iguales en apariencia. Intento acercarme, me siguen ladrando,están hurañas, inseguras, como es costumbre cuando recien son tiradas al abandono, entonces les dejo comida y agua. Me alejo. Ya las volveré a ver me digo, con la idea de que me las ganaré de a poco para que olviden ese daño que les hizo un humano maldito.
A la semana siguiente me acompañan Marisol y Naty. Luego de intentar pasar la pena de la Negrita desnutrida, les comento de las tres cachorritas pequeñas antes mencionadas que la semana anterior no quisieron acercarse.
Llegamos al lugar, los perros antiguos me están esperando, nos bajamos, ellas le ponen alimento y agua en sus pocillos de ex-pintura que he llevado gracias a la colaboración de una gran amiga perrera, la Sra. Gertrudis (ídola). Entonces ellas, las cachorras trillizas comienzan a asomarse humildemente para que las toquemos, se acercan sin que las llame. Naty toma a una, Marisol a otra y yo las más pequeñita. Las reviso en que condiciones están. Descubro que están llenas de pulgas, y cuelgan de sus orejas racimos de garrapatas. Es horroroso pasar mi mano sobre su pelaje, peor que los caminos de piedras, así sienten mis dedos.
Preparo la jeringa, y una a una las inyecto. Luego las subo encima de la maletera del auto y comenzamos a sacarle una por una las garrapatas. Habremos estado mas de una hora sacando garrapatas, ni se lo imaginan. Las dejamos en el lugar y continuamos nuestro camino. Me voy con la congoja de que tal vez los perros antiguos que son mas bravos, le puedan hacer algo, como sucedió con Jessy.
Llegamos al lugar donde yacía el matrimonio, está en silencio y solitario. Ya no hay parejita que nos salga a esperar. En eso me llama al celular José (otro gran amigo que llegó por esta página) para ubicarme. Al poco rato llega al lugar, le cuento lo sucedido con la cachorra desnutrida, y de las trillizas. Entonces con su gran voluntad, me ofrece ir a buscarlas para dejarlas en el lugar del matrimonio, mal que mal ellos allí fueron felices a pesar de su abandono y estas cachorritas estarán mas protegidas que en la berma. Asiento con la cabeza, tienes razón. Se pensó y se hizo. Al rato llega con las cachorras, les mostramos su nuevo hogar, le dejamos comida y agua. Se ven contentas, hasta agradecidas, comienzan a reconocer el lugar, lo huelen, lo observan. ¿Como les pondremos para ubicarlas?...pregunto a quienes me acompañan…José responde: "las Tres Marías".
Nos reímos, porque encuentro gracioso el nombre y que razón tiene ese nombre, ellas son las nuevas estrellas que iluminaran ese sector que yacía en silencio. Las bautizo como María José, la más pequeñita; María Pía, la del medio, y María Jacobé…como la de la teleserie me dicen…jajaja, la mas grande. Las distingo a las tres. Ahora a esperar que se acostumbren. Y de paso le digo a un perro que fue amigo del Negrito del matrimonio, que me las cuide, que desde ese día, el será el guardián de ese lugar y de las Tres Marías
Al viaje siguiente, al escuchar el ruido de mi auto es una maravilla verlas con que ganas salen a esperarme, son tres cositas inocente, mas el Osito guardián. Que mas quisiera yo que sacarlas del lugar antes de que entren en celo.
A la semana siguiente, solo salen dos de ellas a recibirme, me preocupo, me asusto. Me bajo del auto a revisar todo el sector.
Escondida detrás de un árbol está María José, sin poder pararse, algo le duele al tomarla en brazos, la reviso y veo en su pata derecha que alguien la ha golpeado con una piedra, está muy inflamada. No puedo hacer mas, no tengo donde llevármela, me duele de pena el corazón. Masajeo por un buen rato su pequeña patita, hasta que logra afirmarla. Me voy confiando en Dios, en que el ayude…hágase tu voluntad le digo.
Así fueron pasando los días, las semanas, María José quedó un poquito resentida, pero volvió a correr…con sus hermanas hacia mi auto a esperarme.
De solo pensar que entrarían en celo,me las sufría...entonces, aproveché una oportunidad, las tres fueron esterilizadas, ya no estarían expuestas a mas sufrimiento del que ya tenían, las devolví al día siguiente a su lugar, todo iba bien, a los diez días le saqué los puntos.
Eran nuestra compañía cuando acalorados y cansados llegábamos a ese lugar, siempre nos acompañaban.
Hasta que un día solo encontré a las mas grandecita a María Jacobé, estaba triste, y atontada de miedo. Me acerco y ella se escabulle entre los matorrales, intento llamarla acercándome, me siento en el suelo como para que se diera cuenta que yo estaba a su altura, para demostrarle que yo jamás le haría daño…ella se acerca, se acuesta con las patitas para arriba y gime. Me doy cuenta que está sola, ni siquiera Osito Guardián está…le pregunto: ¿dónde están tus hermanas y Osito?...las llamo fuerte en medio del ruido del viento. No aparecen, reviso todo el sector pensando que encontraré sus cuerpos inertes, no lo están. Me queda la gran duda…¿que pasó?...María Jacobé no logra decirme nada. Siento rabia por no saber que sucedió, siento alegría al imaginar que alguien se apiadó de ellas llevándoselas para darles un hogar, prefiero creer que fue así…, pero inconscientemente rechazo el que no haya pensado en el daño enorme que le hicieron a María Jacobé, a la que dejaron nuevamente abandonada, sola, sola a su suerte. Al ver que tampoco está el Osito Guardián, pienso que tal vez pasó de noche, ese maldito camión que se lleva a los perros para vendérselos a las universidades o a las cecinas, vuelvo a intentar de ser positiva y prefiero retomar el pensamiento anterior…Ya que se habían llevado a las dos…porque no aprovecharon la oportunidad para hacer un bien completo y llevarse a las Tres Marías a un hogar de verdad.
Desde ese día…todo cambió.
Esta historia continúa…
1 comentario:
Es muy linnnnnnnnnda, ya la quisiera para mí.
Pero estoy tan lejos
en Costa Rica.
No te desanimes Marcela,
Contigo este mundo es otro.
Ana Andrea
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