"Tras la tormenta...una necesidad."

La lluvia de anoche golpeaba los tejados con alevosía, pareciera que nunca iba acabar. Muchos de los que amamos a los perros, dicen, digo dicen por que yo me excluyo, que no les gusta el invierno, por el frío, lluvia y nieve, por el sufrimiento de vivir en el exilio mascotero.
Anoche me dormí pensando, imaginando,confiando que ellos son mas inteligentes que nosotros en instinto, prefiero creer así, han habido perros que han logrado sobrevivir años abandonado. Siempre rezo al poner mi cabeza en la almohada, doy gracias por el día que se va y me despido como si nunca despertara. Hoy en la mañana al abrir los ojos, abrir las cortinas, no,no puede ser, el cielo se veía magestuoso en toda su inmensidad celeste. En eso me llaman para decirme en Pirque está la grande, el viento dejó estragos en todos los caminos, el frío es enorme...el frío es enorme, es enorme, pasaba una y otra vez la palabra. La tierra debe estar muy mojada, por agua en estas fechas no se lleva tanta, solo para aquellos lugares donde no hay posibilidades de alcanzarla, cargué mi auto, y al hacerlo Kity como si supiera a donde voy, hace fiestas a mi alrededor para que la lleve, no le digo, hace frío, quedate aquí yo voy y vuelvo.


El paisaje era de postal, juzguen ustedes lo hermosa que estaba nuestra cordillera, nevada hasta la mitad, el viento suave, helado, calaba los huesos, pero allí otra vez estaba yo, frente a ellos, ellos que de solo sentirme a lo lejos empiezan a mover sus colitas y al escuchar mi voz empiezan a bajar.
Mientras voy subiendo voy pensando, si está Luna, la tomo y la llevo a su hogar donde la están esperando ansiosos, pero ella no se quiere ir, como si supiera que me la voy a llevar, se esconde.

En una de mis detenciones, es extraño ver que no están, y cuando no están, me asusta no encontrarlos, lo peor es encontrarlos muertos, pero por lo menos no andaré buscándolos me consuelo, de lejos Panchi me ve llegar, las patitas se le hacen pocas para correr a mi encuentro, le gusta que le haga cosquillitas en su guatita, gracias a Dios el tratamiento de tvt realizado en terreno ha ido de maravillas, le han hecho super bien el cóctel de vitaminas que le administró la Dra. Claudia, lo extraño es que no hay nadie mas, Marina, su hija no está a su lado cuando ellas no se separan la una de la otra, algo me dice el corazón. Y pensar que las tengo dadas en adopción a las dos juntas, pero Marina ha jugado varias veces conmigo, justo cuando la voy atrapar, me escabulle, para la otra será...le digo, déjame tomarte, te espera otro mundo, guau, guau...me contesta, es tan tierna. No quisiera que nada le pasara, en ese lugar son tan vulnerables, da pavor.

Mas arriba, justo al frente de la Jauría Brava, hay un tipo grutita blanca que dice Difunta Correa, me llama la atención que alguien creyente en ella, le ha dejado una botella de agua, que irrisorio me digo, y pensar que muchas veces los escasos tachos que he llevado para el agua, están vacíos, de seguro se la dejó alguien que no sabe que justo en ese lugar el agua escasea, y menos debe imaginar que hay vidas de perros exiliados prontos a morir que la necesitan.
El cielo continúa hermoso, el viento cada vez mas helado, entre sube y baja me da calor, al poco andar diviso una camioneta ploma detenida a la orilla del camino, veo perros nuevos de diversos tamaños, mestizos y de raza, me detengo y les pregunto directamente, ¿son suyos los perros?...sí, me contesta un hombre moreno. No se le ocurra dejarlos aquí le digo, y como medida de protección guardo una foto de su patente. Luego me dicen que andan cazando conejos, y entre tanto ir y venir se les ha perdido una perra blanca tipo pointer con manchas cafés. Hasta me la encargan.

Sigo subiendo, allí están ellos, pobrecitos, han recorrido el campo a medida que el sol se va corriendo para alcanzar a agarrar un poquito mas de calor. Están casi la mayoría, juntos, a los lejos está la pobre Blankita, nos duele el alma el daño que le han hecho. Cómo enseñarles que estos perros no deben ser tratados de igual manera que los perros que están abandonados en las calles de las ciudades. Allí están los show chow padre e hijo, éste último al escuchar mi voz se levanta y mueve su rabo, también está su señora y la única hija Bella, que no alcanzamos a recuperar. Que ganas de abrazarlos, pero ellos son felices así, autistas les llamo, junto a ellos está la Rottvi, una perra mestiza rottweiler casi legítima, es de repente media territorial, pero ante mí es la perra mas humilde, a la larga se ha hecho querer por su humildad perruna. Es triste la vida del perro abandonado.

Sigo subiendo, no me he pasado ningún lugar, sobre todo me detengo en aquellos donde nadie llega, donde yo solo se que ellos están, aunque no los vea, pero si los siento. A Huachito, no lo he visto, pero se que se alimenta, trato de dejarle bastante para la semana, la duda es que si le alcanza. Las dudas persisten.
Osito o Elmer, o el Autis, está hermoso, pero sigue inseguro, cuesta acariciarlo, es linda su lengua, me da gusto cuando se hecha un pellet a su hocico, se saborea, logro verla, es lindo su color. A su lado la pastora, bella, expresiva en su rostro.

Sigo subiendo. Diviso que alguien me ve, corre tras de mi auto, me detengo, no suelo parar en ese lugar desde que su administrador mandó a ahorcar a los perros del sector. Es un pastor flaco, casi esquelético, no se si será el que me han informado, que mas da, alimento aún tengo para engañar a sus tripas, y pueda pasar esa noche con menos frío. Es lindo el pastor, me mira con carita de gracias. Me alejo, ya sin pensar en quién lo habrá ido a dejar. Que Dios se encargue de el.
La cordillera sigue hermosa, el aire cada vez mas helado, es frío nieve, se empiezan a congelar mis manos. En eso me fijo en una luz que asoma por detrás de los cerros nevados, es ella, aquella compañera que tantas noches nos ha iluminado el camino cuando lo he recorrido con Claudia, mi amiga aperrada en frías noches invernales.
Ya queda poco, sube, baja, llego al lugar, no hay nadie, los llamo a viva voz, no hay nadie, pobres, no hay nada de comida, mientras les lleno sus fuentes, y por supuesto dentro de sus casitas por si no alcanzaran a verla y se les moje, como pasó con el pellet de ayer.

En eso llegan, inmensamente felices, parecen niños chicos corriendo hacia un pastel, me miran como diciendo, uf,uf...llegaste, que rico. El Rucio pasa su lengua por mi mano, me emociona que un perro sea agradecido, mas agradecidos que los humanos, ellos estan tan lejos, los mas lejanos del camino no tenían ni un pellet. La tierra era puro barro. Me da gusto verlos como se meten dentro de la casa copeva que una vez pusimos junto a mi amigas Melita y Magda, han durado. Están los tres dentro, ojala que por las noches se regocijaran para palear un poco mas el frío.
De seguro comeran y volverán a sus escóndites predilectos, quizás mas calentitos. La tarde comienza a caer, el frío se nota ya en mi nariz helada, labor cumplida, la vida sigue, hay otros que también me esperan, será el viernes o el sábado. Me subo a mi auto, pongo la calefacción, aun me queda algo de alimento, me digo de pasadita paso a la plaza a ver a los pequeños, y luego a saludar a mi amigo Fernando al Cajón del Maipo. Ellos son especiales, como todos los que considero mis amigos. Es rico hacerse el tiempo para estar y saber de ellos.

La tarde está mágica, en realidad disfruto el frío, disfruto la lluvia, la nieve, disfruto abrazar a los grandes amigos que nos va entregando a través de nuestros días parte de su vida, en realidad...disfruto mi vida. Dicen que después de esta no hay otra, entonces a seguir, hay que seguir...


Si quieres adoptar a algún perro que aparece en las fotos, solo comunícate a esta página, a mi correo, no te pido nada, solo que lo cuides, le devuelvas la dignidad que un día su amo se las quitó, ellos están sufriendo, pasan frío, hambre, y lo que es peor falta de amor, ellos no sueñan, pero yo sí, yo sueño que un día recorreré los caminos y no encontraré ni un perro a mi paso. Entrega tu granito, trata de ser parte de los que ayudamos a los perros del camino.

NO MAS PERROS ABANDONADOS

Marcela Opazo