El año pasado cuando fui a dejar a Coquita, a su nuevo hogar donde la habían adoptado, tuve la suerte de conocer a Lupita, una perra poodle, color gris, ciega y sorda, pero físicamente muy bien mantenida para su edad. Mis ojos se asombraron cuando la vieron. Imposible no comermela a besos en recuerdos de todos aquellos viejitos que no alcanzaron a vivir tan magnos años.
Ayer 20 de agosto, día que recuerdo la partida de mi amada Mía Samira, me entero a través de su dueña que Lupita había fallecido a la edad de 21 años.Que mejor privilegio para una familia amante de sus mascotas, compartir durante 21 años toda la entrega y amor que nos puede otorgar un perro, lo mas rico, sin ponernos condiciones, hasta el último de sus días.
Revisando mis carpetas, encontré estos videos, que con la autorización de su dueña, los puedo compartir con todos aquellos que quieran disfrutar cada movimiento, cada ladrido, cada pasito de esta pequeña amiguita.
Aquí les dejo para que disfruten los videos que le hice el día que la conocí.
Me enamoré de Lupita.
Si pueden compartirlo, sería ideal para que otros aprendan la sabiduría a traves de sus pasos cansados, que aun a esa edad, Lupita se veía feliz.
Se que el vacío que deja una mascota dentro de una familia, cuando ha sido amada, es enorme, pero le queda el consuelo de haberla disfrutado y amado.
Espero que esta sabia irracional viejita, les conmueva su corazón para que nunca abandonen a sus mascotas por estar ancianas. Un perro viejo, anciano, es exactamente parecido a un ser humano. Jamás se abandona a los ancianos, sean animales o humanos.
Lo rico que queda de manera personal, es haberles entregado lo mejor de nosotros hasta el
fin de sus días.
Agradecer sinceramente a la familia de Ximena, por su paciencia, por su entrega hacia sus mascotas y los perros del camino.
NO MAS ABANDONO DE PERROS
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