"Perros Vallenar"

Vallenar se ubica a 140 kms. de la ciudad de Copiapó. En realidad no lo conocía, entramos a recorrer parte de sus calles. Es una ciudad tranquila, sin mucho ruido. Al entrar a Vallenar por la salida norte lo primero que ven mis ojos es a este perro a punto de ser atropellado, con una sarna avanzada. No puedo hacerme la lesa y continuar como si no lo hubiera visto, le pido a mi chofer personal que se detenga, de repente pone caritas que no me gustan, pero igual se detiene, admiro su paciencia para conmigo y gracias a su paciencia puedo llevar a cabo mis andanzas anónimas perrunas entre las personas que no se dan cuenta, haciéndoles el bien a los perros que encuentro en mi camino.


Me detengo, lo primero que hago es tratar de ganarmelo, que el vea no le haré daño. A veces pasa un largo tiempo entre conversa, irse y devolverse. Es un perro viejo, en un estado desnutritivo fuerte, apenas se puede mantener en sus cuatro patas, hago lo que tengo que hacer y me voy con la conciencia tranquila que en algo le he ayudado. El queda feliz moviendo su colita y engañando sus tripas.

Siempre que nos adentramos en alguna ciudad que no conocemos buscamos las Plazas de Armas. Las plazas tienen algo que muestran parte de su historia, en sus árboles, sus construcciones. Vallenar tiene una plaza antigua, en esa oportunidad aun con algunos juegos para niños en parte de una esquina, a mitad de ella nos topamos con su catedral cerrada, hermosa, antigua, con alrededores sucios, basura en todas partes. Me llama la atención como la la gente sin mas ni menos no le importa botar al suelo los cucuruchos envases donde venden las papas fritas, llenos de aceite, las personas pasan sobre ellos, les da lo mismo que su entorno esté lleno de basura.

Lo que mas me gustó de Vallenar y de verdad me asombró, ver ficus enormes, de un brillo profundo en sus verdes hojas, realmente hermosos como adornos dentro de ella, así también encima de sus jardines a ellos que una vez alguien me dijo que eran invisibles a los ojos de la gente. Y de verdad que lo son, nadie los ve...

Entonces que mas da que hayan perros en mal estado en sus alrededores, como a este que dormía enrolladito, tiritando, en medio de los jardines. Me detengo, le dejo una galleta milagrosa y me acuerdo de la Ceci con su sopita milagrosa que le daba a mi Pannera. Yo a veces también creo en milagros. Este pequeño despierta como diciendo pucha me despertaste, bosteza rico el inocente y empieza a servirse su merienda tranquilo. No falta el estúpido que le pega una patada al perrito café por que le molesta que se le cruce por delante. Que rabia...me devuelvo, lo enfrento en voz alta, pégale a uno de tu porte, queda sorprendido que yo se lo diga, agacha la cabeza y se va sin decir palabra. Cobardes no faltan.


Nos retiramos de ahí con aquellos ojitos oscuros con la guatita llena que nos miran sorprendidos de que nos vamos, que no los hubieramos hechado del lado de nosotros mientras tomábamos café. Hasta la próxima les digo. Quizás nunca mas haya otra próxima.


NO MAS ABANDONO DE PERROS