Los Perros del camino

14 de junio de 2008

"Makita..."

En una de mis tantas subidas al camino, me detengo como de costumbre en cada lugar donde alguien me espera, solo que ese día domingo, en cierto lugar encontré dos caritas nuevas. Ellas eran hermanas, cachorras mestizas de cocker, aproximadamente de tres meses, con un pelaje precioso, sin pulgas, pero con cientos de garrapatas, he ahí mi respuesta el porque las habían abandonado. Quizás ellas instuían que al verme detener mi auto, yo podría ser quién las había abandonado, y las iba a buscar. Corriendo bajaron el cerro, vinieron hacia mí, al verlas hecho puteadas y maldiciones en contra de esa bestia humana que las abandonó como si fueran basura, inservible, ni siquiera reciclable. Malditos mil veces, repito en mi mente, y a la vez pido perdón a Dios por hacerlo, pero es tanta mi impotencia de no poder hacer mas que intento resignarse, tomo aire, vuelvo a hacerlo y reacciono.


Saco de la maletera huesitos de calcio especiales para regalonearlas, se los muestro, y ellas se acercan, tímidas e inseguras. Les hago cariño en su frágil cabecita y lloro, si,lloro de rabia e impotencia por no saber quien mierda las abandonó, por que si fueran verdaderamente humanos, antes de hacerlo hubieran pensado en sus hijos, en sus familias...que todo mal que hagamos en esta vida, se nos devolverá tarde o temprano.


Las dejo ahí encargándoselas a ese alguien que todo lo ve y todo lo sabe. Confío en El, que algo hará.

A la vez siguiente, las busco, las llamo, pero solo una corre hacia mí, es la mas debilucha, la mas frágil, la mas tierna, entonces se me acerca, la tomo en brazos, la beso y la bendigo, es la única que encuentro. Busco a su hermana en los alrededores, subo el cerro para buscar imaginariamente su cadáver, pero no lo encuentro, por lo cual deduzco que alguien se la llevó. Prefiero pensar así, que pensar que los perros la mataron y se la comieron.


Le hago regaloneos especiales, ya que de toda la jauría es la componente mas chiquita, mas nueva, la mas propensa a no sobrevivir. Para sentirme menos mal, la dejo con harta comida, como para disculpar mi conciencia que no puedo hacer mas. Ese día le prometí hacer lo imposible por sacarla de ese lugar, donde nunca debió haber llegado.

Pasan los días, y ella sigue ahí, siempre esperándome, como si supiera que yo no la dejaría sola, me espera sentada arriba del cerro mirándo hacia el camino, ve mi auto que se aproxima y ella baja corriendo como de costumbre a buscar su regalo...toma, toma, llevátelo, corre, llevátelo...y ella como si supiera que si no lo hace, mas de alguien se lo quitará y no podrá servirselo. Cierto día, al irme de ese lugar, miro hacia atrás y ella corre detrás de mí buscando una esperanza. Me detengo, me bajo y la subo al auto, me devuelvo a dejarla a su lugar.


Sin saber que no la volvería a ver mas. La busqué durante semanas y no la encontré. Supuse entonces que alguien se la había llevado, hasta que un día veníamos ya bajando con Claudia,Magda,Orlando y Maca, cuando de repente Magda dice...para, para que es eso?...me detengo, y no puedo creer lo que veo, era ella, la Makita,en un estado deplorable, ni luces de la Makita que había conocido y dejado de ver hacía un mes, ella estaba tirada en el suelo, desnutrida, puro hueso tocable, puro pellejo, no se podía mantener en pie, hervía en fiebre...la subimos al auto pensando en su posible recuperación la llevamos a un lugar donde podría estar tranquila. Claudia la examina, y diagnóstica: distemper avanzado. ¿Que hacemos?...pregunto.


Se hizo lo que mas se pudo, comprometiéndonos con Maca a continuar su tratamiento. La dejamos en un colchóncito, abrigadita, acostada y con alimento, confiadas que estaría bien hasta el día siguiente.


Promesa hecha, promesa que debo cumplir. Macarena subió a inyectarla, gracias a Victor que amablemente la llevó, pero con tan mala suerte que no la pudo encontrar. Maca y Victor, volvieron al otro día, la buscaron y nada, Makita había desaparecido.
Al ir yo, la busqué, sin tener resultados positivos, pasaron las semanas, y con pena tuve que aceptar que había muerto, que el distemper se la había llevado. Makita era otra más de las víctimas del abandono en el camino. ¡Había muerto!.

Esta historia continúa.
NO MAS ABANDONO DE PERROS

Marcela Opazo

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