"Palabras inertes...de un camino."

Ojalá que estos recuerdos sirvan para estimular a las personas a tomar conciencia del enorme daño que le hacen a un perro, después que su mascota les ha entregado toda su vida, este hombre que se dice humano, es una bestia en el momento de tomarlo e ir a abandonarlo por caminos donde no existe vida, no hay agua ni comida…así es en parte San Juan de Pirque, uno de los tantos caminos de los perros abandonados en nuestro Chile estancado en este ámbito.
En mis comienzos tenía mucha pena, rabia con estos seres malditos que dejan abandonados a sus perros como si el camino hubiese sido un botadero de basura inservible en un cruel destino. Ninguno pensó que ese perro que tanto les dio en cariño y sonrisas, podía sentir, podía sufrir.

Hace alrededor de seis años la comunidad del sector se dio el trabajo de poner letreros en los postes que están pasando el río, hoy los postes fueron cambiados y los letreros no existen…este sector fue el comienzo de los abandonos de los perros, como muchos se dieron cuenta de aquellos letreros ya no los abandonaban en ese sector, sino que se empezaron a demorar un poquito mas, en medio de la oscuridad como bandidos ocultos en las noches se comenzaron a ir hacia el camino El Toyo para llevar a cabo sus fechorías, abandonar a sus perros a una muerte súbita…hoy, están muriendo de frío y miserias. Los primeros letreros de nada sirvieron, creo que magnificó el abandono…desde ese momento.

Fue una tarde de invierno cuando sentí que algo me hacía detenerme, ese algo del cual no puedo escapar y me hace meterme en cada lío, en cada prueba que se me pone por delante…la ví a ella, una piltrafa de perra fina, adulta vieja, miedosa e insegura, con sus costillas pegadas a la piel, con sus tetitas masacradas por la succión, señales de haber parido hacía poco tiempo, quizás a sus hijos lo habrían vendido y cuando ella ya no les sirvió, la abandonaron sin pensar por un segundo en el sufrimiento que le ocasionarían, muriendo de hambre, de sed, de frío, de soledad y abandono…aun no olvido su hermosa mirada. Ha habido miles de perros que se han cruzado en mi camino, como ella mi Jazmín, ha habido unos mas que otros que han dejado huellas muy profundas en mi persona, a unos los he podido sacar del lugar y darlos en adopción, a otros los he visto morir en los cerros, en ese camino que comencé odiando y hoy le tengo un gran cariño. Si yo les pudiera mostrar todas las pruebas de sufrimiento que tengo en fotos, testigos mudos de un pasado y aun presente escalofriante.

Cada vez que iba, volvía con el corazón roto traído en un bolsillo, oprimido de impotencia, con las manos atadas sin poder que hacer, lamentablemente no podía traer a ninguno, no hay espacio, no tenía los recursos ni los tengo como para poder darles una vida mas placentera. Fueron lágrimas de rabia, de pena e impotencia... vez que iba, al volver a mi casa era tan difícil conciliar el sueño...Fue así, como comencé a involucrarme en este camino, llenábamos la maletera del auto, de bidones de agua y alimento…e íbamos en busca de ese camino, a intentar mitigar un poco la maldita hambre. Fue aquí que aprendí que un perro con hambre se come a otro, que un perro con hambre puede vivir, comiendo pan…bendito pan!

Hoy la gran mayoría sabe donde está el camino…siguen llegando nuevos habitantes.